Calefacción

¿Qué tipos de calefacción hay y cuál nos interesa?

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Los meses fríos del año pueden convertirse en un problema inaguantable si no contamos con un sistema de calefacción adecuado. ¿De cuál dispones en tu hogar o empresa? ¿Quieres cambiarlo? En este artículo conocerás los tipos de calefacción que existen y cuál puede resultar mejor para ti. Claro está, teniendo en cuenta las condiciones de la zona donde vives y tus expectativas de ahorro de energía y de dinero.

Tipos de calefacción de acuerdo a su alcance

El aspecto más simple de la clasificación de los tipos de calefacción es el de su alcance. Es decir, si se trata de un sistema individual o colectivo.

Sistema individual

Como puede inferirse por su denominación, es el sistema de calefacción que abastece a una sola casa, piso, oficina o cualquier otro tipo de local. Entre sus ventajas están:

  • Puedes encenderla o apagarla durante las horas que más te convengan.
  • Para regular la temperatura empleas el termostato.
  • No tienes que usarla si estás fuera del piso u oficina.

Pero también tiene sus inconvenientes:

  • Requiere un espacio para instalar la caldera dentro de la vivienda.
  • Las medidas de seguridad deben aplicarse a las calderas de cada vivienda.
  • Debes pagar por el suministro de energía o combustible de manera individual, lo que en algunos casos puede resultar costoso.

Sistema centralizado

A diferencia del individual, el sistema de calefacción central abastece a una comunidad de vecinos o edificio de oficinas de forma colectiva. Aquí ya no tenemos un problema de seguridad, porque la caldera es única y está situada en un lugar aparte. Además, el pago por el combustible que requiere para funcionar es compartido por todos los vecinos o propietarios. Sin embargo:

  • El sistema se enciende y se apaga a las horas fijadas por la comunidad.
  • Es preciso graduar el paso del agua al radiador para regular la temperatura y siempre quedará en un nivel estándar.

Tipos de calefacción por su fuente de energía

Calefacción de gas natural

Entre los tipos de calefacción que existen, el de gas natural es el más extendido en nuestro país. Y hay una buena razón para ello: el precio del combustible que emplea es el más económico del mercado. En concreto, está entre 0,04 y 0,06 € por kilovatio/hora. Aparte de eso es muy seguro y ofrece altos niveles de calor.

En pocas palabras, consiste en una caldera que funciona por la combustión de gas natural que calienta un sistema de tuberías por donde circula agua. Conforme se calienta el tubo, también se incrementa la temperatura del líquido. Este último es dirigido a radiadores o a instalaciones de suelo radiante por agua.

Actualmente, implementar un sistema de calefacción por gas natural es más costoso que instalar una calefacción por electricidad. No obstante, la inversión es recuperable en el largo plazo por requerir de menor consumo. En este sentido, es más barato que los sistemas que generan calor por aerotermia y geotermia, aunque estos últimos ofrecen mejor rentabilidad a largo plazo, además de las ventajas propias del autoconsumo energético. La inversión puede variar por la calidad de la caldera y la elección de radiadores y/o suelos radiantes.

Calefacción eléctrica, una opción más cara entre los tipos de calefacción

También está entre los tipos de calefacción más empleados, pese a la considerable cantidad de electricidad que consume. Al momento de escribir este artículo el precio promedio de la electricidad en el mercado regulado español era de 0,39 €/kWh. Esto limita el uso de la calefacción eléctrica en regiones donde el otoño y el invierno no son tan inclementes. O bien, en inmuebles que no la usen con frecuencia, como en viviendas vacacionales.

La calefacción eléctrica funciona en base a circuitos eléctricos en los que se disponen resistencias que se calientan con el fluido eléctrico. Esta energía eléctrica se convierte en energía calorífica y los dispositivos más comunes para realizar este proceso son:

  • Acumuladores eléctricos: Son radiadores que acumulan el calor generado por las resistencias y lo liberan de manera continúa (acumulador estático) o regulable (dinámico). Te recomendamos aprovechar la discriminación horaria de la tarifa de luz para cargar el radiador durante la noche (en horario valle, el más económico). Así podrás aprovechar el calor en horas diurnas.
  • Convectores eléctricos: Esta clase de radiadores generan calor, pero no pueden acumularlo. Su consumo de luz es alto y no se compensa con lo barato de su precio.
  • Suelo radiante eléctrico: Este sistema requiere de obras, porque se instala bajo el suelo del inmueble. Ciertamente, el suelo radiante es muy eficiente, pero la inversión para implantarlo es más elevada.

Calefacción de gas butano

El tipo de calefacción por butano requiere el suministro de este gas, por lo general, en bombonas de 12 kg. Las mismas se adquieren en estaciones de gasolina o se piden con entrega a domicilio. Es frecuente encontrarlas en viviendas ubicadas en zonas de la sierra y en terrazas de restaurantes. Igualmente, existen subcategorías de este sistema de acuerdo al aparato empleado:

  • Estufas exteriores: Son regulables y su potencia alcanza alrededor de 11 W. Podrás ver estas estufas en las terrazas de los restaurantes.
  • Estufa interior: Simplemente, quema el gas butano para generar calor en espacios internos.
  • Caldera estanca: Este equipo consume el gas para calentar un circuito de agua caliente que alimenta varios radiadores en una casa.
  • Chimenea estanca: Funciona más rápido que una chimenea tradicional, pues se enciende a tope en sólo cinco minutos.

De gas propano

El coste del gas propano prácticamente duplica al del gas natural. Por esa razón, la calefacción que utiliza propano sólo es habitual en lugares donde no hay acceso a la red de gas natural. El suministro de dicho combustible se obtiene:

  • Por canalización, desde un depósito central hacia varias viviendas.
  • A granel, mediante un camión cisterna que rellena un depósito instalado en un lugar de la vivienda.
  • Envasado en bombonas.

Calefacción de gasoil

A decir verdad, es uno de los tipos de calefacción que no recomendamos por ser muy contaminantes. Las calderas de esta clase de sistemas consumen gasóleo tipo B o C. El segundo es más económico porque contiene mayor cantidad de azufre y cetano. En general, el precio de este combustible supera al del gas natural, pero es más barato que el del butano y el propano. Respecto al suministro, debes contar con un distribuidor que rellene periódicamente un tanque instalado en tu propiedad.

Calefacción de biomasa

Las calderas de biomasa para calefacción consumen pellet para generar calor. El pellet es un combustible totalmente natural, obtenido del serrín de la madera. Es menos contaminante y más seguro. Aparte de eso, su coste es la mitad que el del gasoil. Lamentablemente, la calefacción de biomasa también tiene sus desventajas:

  • Las calderas son muy costosas y necesitan mucho mantenimiento en comparación con las de gas.
  • Requerirás de un depósito para almacenar el pellet. Esto es más viable en casas de campo o con mucho terreno. Si vives en un piso, olvídate.
  • Sin duda, debes asegurarte de contar con suficiente suministro de pellet y/o con un establecimiento o proveedor fiable, no sea que te quedes sin combustible a mitad del invierno.

El pellet está disponible en bolsas desde 15 kg hasta de una tonelada o mediante camiones.

Tipos de calefacción según la forma de generar calor

Aerotermia, una alternativa interesante entre los tipos de calefacción

Gracias a la aerotermia, no sólo obtienes calefacción, sino también refrigeración. Los sistemas basados en este principio utilizan la energía presente en el aire mediante una bomba de calor. En síntesis, el calor se extrae del aire con ayuda de un líquido refrigerante que pasa a estado gaseoso dentro del sistema, adquiriendo mayor temperatura. Dicho refrigerante aporta el calor alcanzado al agua circulante en el circuito de la calefacción.

Por sus características, la calefacción por aerotermia es compatible con radiadores de baja temperatura y suelo radiante. No así con radiadores convencionales que necesitan temperaturas más elevadas.

La inversión para instalar un sistema de aerotermia es alta. En descargo, ésta tiene un retorno relativamente rápido porque su consumo de energía es mínimo. Específicamente, por cada kilovatio consumido genera unos cuatro kilovatios equivalentes de calor o frío.

Calefacción por geotermia

A diferencia de la aerotermia, los sistemas de calefacción por geotermia extraen el calor de la profundidad del subsuelo. En éste se entierran tuberías provistas con un refrigerante que capta el calor de la tierra y lo conduce hasta la unidad geotérmica (esencialmente, una bomba de calor). Allí, incrementa su temperatura para calentar el agua que circula por el sistema de calefacción.

En cuanto al precio de instalación, éste es más caro que el de implementar la aerotermia. Pero igual es cierto que estas unidades tienen tan buen rendimiento que, en algunos casos, pueden reducir el consumo de energía hasta en un 80%.

Tipos de calefacción según el modo de emisión del calor

En esta clasificación, se incluyen tres tipos de calefacción:

Mediante radiadores

En esta subcategoría, encontramos tres clases de radiadores:

Radiadores por agua

Estos funcionan gracias al agua caliente generada en la bomba de calor o la caldera y que llega mediante un circuito de tuberías. Se subdividen en:

  • Radiadores de alta temperatura, que requieren el agua a una temperatura alrededor de 70°C.
  • Radiadores de baja temperatura, que necesitan una temperatura de impulso de aproximadamente 45°C. Se emplean en sistemas de geotermia, aerotermia y calderas de condensación. Con este tipo de sistema, no necesitas instalar más radiadores, ni conectarlos por más tiempo, ya que emiten calor por radiación a 40°C. De tal modo que el calor no asciende a la parte alta de la estancia (lo que disminuiría la energía), sino que permanece en la zona intermedia. Por ello, logra mantener una temperatura estable en todo el ambiente.

Radiadores eléctricos

Son económicos en precio, pero costosos en consumo de electricidad. Por otra parte, necesitan poca o ninguna obra de instalación. Los hay de varios tipos:

  • Por convección. Esta clase de radiadores disponen de resistencias en su interior. Una vez encendido el sistema, dichas resistencias calientan el aire que circula mediante ellas, lo elevan y lo expulsan al exterior a través de rejillas. Así, genera una circulación de aire natural que distribuye el calor de modo envolvente y uniforme en toda la estancia.
  • De infrarrojos. Generan calor por radiación y convección. Básicamente, esta modalidad de calefacción emite ondas infrarrojas que proporcionan una sensación de calor similar a la que aporta el sol.
  • De inercia. Un radiador de este tipo eleva la temperatura del aire por convección. Luego, acumula el calor generado para irradiarlo hacia las paredes mediante una resistencia eléctrica y un núcleo calefactor. Este último conserva el calor del radiador. Tales núcleos pueden ser de cerámica (que es la alternativa ideal), pero también de piedra, hierro fundido u otro material refractario (inercia sólida). Aunque también pueden consistir en un emisor térmico fluido (glicol o aceite) para producir inercia líquida. Pero el rendimiento de la misma es menor al de la seca.

Por suelo radiante

Como dijimos líneas arriba, el suelo radiante es un sistema instalado debajo del suelo. Éste suministra un calor uniforme, distribuido en la misma proporción por toda la habitación. Lo hay de dos tipos:

  • Eléctrico: Consiste en un circuito eléctrico provisto de resistencias para producir calor. La sencillez y bajo coste de su instalación contrasta con su elevado consumo de luz.
  • Por agua: Integrado por un circuito de tuberías mediante las que circula agua caliente procedente de calderas de gas o bombas de calor geotérmicas o aerotérmicas. Contrario al suelo radiante eléctrico, su instalación es más costosa y complicada; pero consume gas, que es más barato que la electricidad.

Por fan coil

El fan coil es una unidad emisora que calienta o enfría el ambiente y que complementa sistemas de aire acondicionado, aerotermia o geotermia. Básicamente están compuestos por un intercambiador de temperatura (coil) y un ventilador (fan).

Todos los tipos de calefacción requieren de un excelente mantenimiento

Ahora que ya conoces, en líneas generales, los diferentes tipos de calefacción existentes, te recordamos que cada uno necesita un servicio de mantenimiento particular. Para ello, es ideal contar con una empresa especializada y fiable. En Servihogar somos expertos en servicios relacionados con la climatización de hogares y empresas. Llevamos a cabo: instalaciones, revisiones y reparaciones de calderas, calentadores, termos, calefacciones y aires acondicionados de cualquier tecnología y tamaño. Para este propósito, disponemos de una plantilla de profesionales altamente experimentados. ¡Contáctanos y evita que el invierno te pille con la calefacción estropeada!

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Flor

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